jueves, 18 de octubre de 2012

"La crisis y su repercusión en la salud"

Declaración de la Corriente Nacional de Salud Salvador Mazza, aprobada en la reunión nacional el 13 de Octubre.

La crisis se nota cada vez más en la salud, en un contexto de empeoramiento de las condiciones sociales. Por ejemplo, en el caso de la Ciudad de Buenos Aires la mortalidad infantil aumentó un 27% en el 2011. También en Jujuy aumentó la mortalidad infantil y la mortalidad materna. Sigue sin solución el grave problema de la desnutrición y malnutrición infantil, en un país que produce alimentos para 300 millones de personas. Por otro lado la pérdida de puestos de trabajo en blanco reconocida fue de 350.000 entre setiembre 2011 y marzo 2012. A esto hay que sumarle las pérdidas de trabajo no reconocidas (en negro). Esto hace que más gente requiera el sistema público de salud, evidenciando aún más la sobresaturación crónica que padece. Además sabemos que la propia situación de pérdida de la estabilidad laboral genera importantes efectos sobre la salud de los trabajadores y sus familias. Decía con mucha razón Ramón Carrillo: “Frente a las enfermedades que genera la miseria, frente a la tristeza, la angustia y el infortunio social de los pueblos, los microbios, como causas de enfermedad, son unas pobres causas.”

La crisis de recursos humanos

La crisis del recurso humano no sólo no se ha resuelto sino que se ha agudizado. La cantidad de personal asignado es insuficiente y su distribución inadecuada, especialmente en las zonas rurales del interior de las provincias. En algunas provincias no llegan a cubrirse los cargos de especialistas en el sistema público. Existe un déficit de 90.000 enfermeros en todo el país. Esto se debe centralmente a los bajos salarios y a la sobrecarga de trabajo en el sistema público, que hacen que muchos prefieran trabajar en clínicas privadas. No hay que olvidarse que varios hospitales que fueron “inaugurados”, aún no cuentan con personal suficiente ni insumos para su correcto funcionamiento, como por ejemplo el “hospital” de Lugano y otros. Mientras, continúa la precarización laboral de los trabajadores de la salud. Hay ejemplos en todos los ámbitos.

En la provincia de Buenos Aires intentaron dilatar el pago de aguinaldos y, frente al reclamo de los trabajadores, se intentaron pasar la pelota entre la presidenta Cristina Kirchner y el gobernador Scioli (PJ) para ver quién pagaba el costo político del ajuste. En Jujuy los profesionales nucleados en APUAP están llevando a cabo un plan de lucha por aumento de salario, mejoras en las condiciones laborales, nombramiento e insumos que aún sigue en curso. En Santa Fe los profesionales de la salud han protagonizado alrededor de 20 días de paro frente al Gobierno de Bonfatti (FAP). En el Hospital Nacional Posadas hay 600 trabajadores precarizados, algunos con “antigüedad” de más de 10 años. De hecho casi la totalidad de las guardias son cubiertas por trabajadores precarizados, algunos con monotributo y otros con contratos de renovación anual. Hay una importante lucha de los trabajadores de este hospital desde hace varios años. En el Hospital Milstein de PAMI, todos los profesionales son monotributistas. Por eso pudieron desafectar a 27 profesionales de un día para el otro sin pagar indemnización, situación que está siendo resistida en difíciles condiciones. Otro ejemplo paradigmático es el programa nacional de Médicos Comunitarios, destinados a la atención primaria de la salud (APS) en todo el país, donde todos los profesionales están en negro, como monotributistas con sueldos miserables. ¡Da bronca escuchar discursos de funcionarios del Ministerio hablando de la importancia de la APS

¿Y los insumos?

En el último año ha pasado a un lugar central la denuncia de la falta de insumos, destacándose el caso de la Provincia de Buenos Aires. Esto se da en forma desigual pero que afecta a una importante cantidad de hospitales y centros de salud. Por un lado tenemos la ejecución a cuentagotas de las partidas para insumos y por otro el problema del cierre a las importaciones de insumos hospitalarios  sin el debido reemplazo con producción nacional.  Se ha registrado falta de material descartable (como llaves de tres vías, guías para suero y vías centrales, introductores, a veces hasta gasas), material de contraste, reactivos; cada vez se observa más dificultad en obtener medicación oncológica, antibióticos especiales, psicofármacos, etc. En los centros de atención primaria son casi inexistentes los insumos para salud bucal. También es importante la compra de material de mala calidad. Esto resulta en una peor atención de los pacientes. Hasta se utilizan fondos del plan NACER, con financiamiento del BID, para compras de insumos corrientes. Esta situación se ha agudizado en el último año, como  muestran las reiteradas denuncias de la FESPROSA.

Aceleran la privatización y tercerización

Ante la crisis los gobiernos, lejos de fortalecer el sistema público de salud, llevan adelante ajustes y aceleran las políticas de privatización. De esta manera el Estado (nacional, provincial y municipal) se desliga de algunos  problemas de presupuesto y además crea la “oportunidad” de hacer varios negociados con la salud, o mejor dicho con la enfermedad. Por ejemplo, en el Hospital Cesar Milstein (ex Frances), efector propio de PAMI que depende del Ministerio de Salud de la Nación, han cerrado 3 servicios y dejando a 27 profesionales sin trabajo. Uno de estos es Oftalmología, esto se debe a presión directa de los efectores privados para no perder la cápita, sería mucho más conveniente que PAMI contara  con estos servicios de calidad para los jubilados, pero para eso se deben afectar intereses de clínicas privadas. Este es un ejemplo crudo de como el Estado adecúa el sistema público a los intereses de la salud privada.

En la Ciudad de Buenos Aires, el gobierno de Macri (Pro) continúa con sus políticas privatizadoras. Recientemente acaba de firmar el Decreto 260/12 con el que busca profundizar un modelo empresarial y médico-hegemónico para la salud pública. Otro ejemplo es el desmantelamiento del Hospital Borda que avanza cada vez más. En el Hospital de Niños han intentado concesionar un lugar dentro del hospital para colocar una casa de la fundación Ronald Mc Donald. Esto hasta ahora ha sido frenado con la lucha de los trabajadores de la salud y un amparo, pero el conflicto aún no termina.

Se siguen impulsando políticas de los 90´s como la descentralización hospitalaria y la autogestión, que en realidad significan tercerización y desentendimiento por parte del Estado en el sostenimiento de la salud, como denuncian por ejemplo el Sindicato Médico de San Juan y APROSA.

En la provincia de Buenos Aires se han paralizado obras de remodelación y ampliación de algunos hospitales del Conurbano como por ejemplo el Eva Perón de San Martín, donde hace meses está paralizada la construcción de una sala de emergencias y remodelación de algunas áreas. De esto hay ejemplos en casi todo el país.

¿Cuál es la política de Estado para la salud?

No ha habido una política de producción pública y nacional de insumos ni medicamentos en los años de crecimiento a “tasas Chinas”. La ley de producción pública de medicamentos aprobada  en el 2011 sigue sin reglamentarse, mientras que la ley antiterrorista no se tardó ni una semana en hacerlo. Siguen manteniendo los programas financiados por el BID y el Banco Mundial como el REMEDIAR, el NACER y recientemente se ha lanzado el plan Sumar, que para el 2013 se planea ampliar. Estos programas focales son paliativos, mantienen la fragmentación del sistema y pueden constituir negociados con la salud. Es así que no existe un plan integrado de salud acorde a las necesidades del pueblo. Estos problemas estructurales del sistema público se han agudizado con la crisis actual.  Ya Ramón Carrillo había criticado este tipo de programas fragmentados, contraponiéndolos a un verdadero plan integrado de salud como el que él llevó adelante.

La política de este Estado no tiene como objetivo sostener un sistema público al servicio de la salud del pueblo, sino que es un sistema orientado a la contención social y por eso está crónicamente desbordado. En este sistema, las malas condiciones de trabajo generan enfermedad también en los trabajadores de la salud. Se ven muchos casos de depresión, síndrome de burnout y trastornos de ansiedad entre trabajadores principalmente de las guardias de emergencia y de demanda espontanea en hospitales  y centros de salud, que son justamente,  la primera línea de esa “contención social”. También se generan situaciones de violencia con los usuarios y los familiares que ante la impotencia de estar en un sistema sobresaturado que no resuelve las necesidades de salud, descargan erróneamente esa bronca en los trabajadores de la salud, que somos quienes estamos al lado del pueblo y lamentablemente este sistema nos pone en la situación de dar la cara por las necesidades básicas que el Estado no resuelve.

En definitiva, la crisis económica desnuda aún más las graves carencias del sistema público. Ramón Carrillo en 8 años construyó y estructuró un sistema de salud público prácticamente de la nada. Este Gobierno en 9 años, con un crecimiento económico nunca antes visto, si bien realizó algunas mejoras, mantuvo la misma estructura del sistema público de salud de los años ´90. Incluso, hoy hay 52.000 camas menos que cuando Ramón Carrillo finalizó su gestión en el Ministerio de Salud en 1954. Hoy, del total del “gasto” en salud, sólo el 21,5% sale del sector público, el 30,3% de la seguridad social y el 48,2% del sector privado, o sea del bolsillo de la población. Esta proporción no ha cambiado sustancialmente desde los años ´90.  Se perdió una oportunidad de restructurar todo el sistema de público de salud.

Del mismo modo en los últimos años, más que generarse una matriz productiva nacional independiente, se fue profundizando un modelo de dependencia basado en la exportación de productos agropecuarios y minería. Así se ha profundizado la concentración y extranjerización de la industria; también el latifundio. La extensión de la frontera agrícola y la sojización tiene su correlato en el aumento de los asentamientos precarios urbanos, generándose graves conflictos sociales alrededor de la tierra para vivir y producir que se sigue llevando la vida de campesinos y trabajadores.  En definitiva estamos cada vez más acoplados a la crisis. 

Nuestros reclamos

Hoy la gran pulseado es sobre  si la crisis se va a descargar sobre los hombros de los trabajadores y el pueblo o si vamos a poder cambiar la historia abriendo paso a la liberación nacional y social.  Frente al ajuste la CTA y otras organizaciones vienen de realizar el paro nacional del 10 de octubre con movilización a Plaza de Mayo y en todo el país. Esta medida es la continuación del paro nacional del 8 de junio. Estas medidas deben servir para profundizar los reclamos en cada lugar, avanzando en la recuperación y organización sindicales y en la lucha del pueblo por su salud. 

Reclamamos en forma urgente:
  • Aumento de presupuesto para salud, en todos los ámbitos: hospitalario, centros de salud e investigación.
  • Pase a planta de todos los trabajadores de la salud, basta de precarización laboral. Aumento de salarios acordes a la inflación real. No al tope en las asignaciones familiares.
  • 82% móvil para las jubilaciones de todos los trabajadores de la salud.
  • Derogación del impuesto al salario. Impuestazo a monopolios, terratenientes y bancos.
  • Insumos en tiempo, cantidad y calidad acorde a las necesidades. Producción Pública Nacional de medicamentos e insumos
  • Incentivar la formación profesional continua orientada a las necesidades de la comunidad, de calidad y en condiciones dignas de trabajo.
  • Participación de usuarios y trabajadores en la planificación de las políticas de salud.
  • Derogación de la Ley Antiterrorista. Basta de criminalización de la protesta.
  • Por la declaración de la emergencia en violencia sexual y doméstica contra las mujeres. Por educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y acceso a abortos voluntarios legales provistos por el sistema de salud.
  • Por políticas públicas ante el problema de las adicciones y medidas efectivas contra el narcotráfico.
  • Por políticas y acciones que actúen sobre los determinantes en salud: trabajo, educación, vivienda, alimentación, recreación, agua potable, cloacas, cuidado del medio ambiente, etc. para toda la población.
  • Para garantizar el derecho a la salud, por un sistema nacional de salud público, universal, gratuito, de calidad, accesible geográfica y culturalmente a toda la población.